jueves, 22 de octubre de 2009

polaroid #2. Lima


quizás porque hace demasiado frío para salir fuera Lima contempla desde su ventana el denuedo de la carrocería blanca de los coches, justo cuando concurren en la pequeña plaza de este barrio obrero del norte de la ciudad. Una ausencia deviene mientras la luz se hace opaca y Lima piensa: "quizás aquellos días fueran como una postal, intensa y aislada, de mi vida con Marek". Está de pie y sus piernas se cruzan y se arquean y a menudo, cada treinta segundos, Lima parece temblar o desvanecerse o simplemente finge con su cuerpo la espesura triste que bate dentro de su pecho. Las piernas le queman desde los tobillos hasta las ingles mientras recuerda la evidencia de la enfermedad más allá de Varsovia, en las calles sucias de aquella ciudad del mediterráneo donde dejó de amar a Marek. Se quita el suéter y pasa la mano caliente sobre los cristales algo empañados del ventanal para seguir mirando la danza de los coches en la plaza. Ahora el ritmo se desvanece. La pequeña iglesia enmudece tras el repicar de las campanas que como un filo grueso señalan, y Lima no lo sabía, las tres en punto de la tarde. No es un día cualquiera o sí, aunque Lima intuye, por vez primera en tantos meses, un pozo de inercia que traga su lentitud y que también podría ser un pozo de petróleo que chupara, de las raíces mismas de la tierra, la bilis de este momento en el tiempo en el que se ha detenido frente al ventanal para ver la velocidad desigual de los cuerpos afuera, la suma de fuerzas que se expande como se expande una pandemia o una tormenta o una jauría de perros hambrientos. Pero la duda -se pregunta a la vez que se quita los calcetines y frota con lentitud sus labios contra el frío cristal – la duda es por qué esta voz debe decidir salir fuera, caminar hasta casa de mama o el supermercado o hasta el bar de la esquina oeste para beber una cerveza o decirle a mama “ya estoy aquí, traigo arroz para cenar” o comprar las fundas nórdicas y las sábanas para la nueva cama. “No quiero dejar de mirar”. Que la contemplación sea una pose osada o cobarde es algo que Lima pasa por alto, “es algo que no importa, es algo que no puede determinarse -ahora se quita los pantalones - es algo estúpido de plantear”. Sus ingles ya no queman y la temperatura que envuelve sus delgados huesos desciende y Lima se ha dado cuenta y por eso palpa con una de sus manos los labios y los pómulos, para comprobar el segmento de frío que termina en las plantas de sus pies. ¿Acaso ha cambiado algo por permanecer casi desnuda y con el cuerpo más frío y temblando y con la piel más erizada por el frío y la respiración, el pulso, la mandíbula más vacilantes por la lengua de frío que lame y atraviesa el dique de los cristales? Lima da la espalda al ventanal y mira el espacio más allá de la puerta abierta de su habitación. Antes de salir del cuarto, envuelve su rostro una estela de ingravidez que parece delimitar un cambio de actitud, o quizás sólo un falso convencimiento que atraviesa el flash de la cámara de forma paradójica. Ahora ya no hay nadie. En la foto se intuyen montones de ropa sobre la cama y un póster de Oasis en la pared. Pero la habitación busca un desorden también en los cajones abiertos, en los papeles revueltos y apilados sobre el escritorio y varios pares de zapatos y calzado deportivo tirados sobre el suelo. La luz de una pequeña lámpara en el escritorio proyecta sobre el póster de Oasis una mancha de luz que fulmina el rostro exaltado de Liam Gallagher. Hay papeles también por el suelo, papeles con versos, con dibujos, con esquemas, con apuntes tal vez y con viñetas de cómic a lápiz, con palabras rotuladas en una caligrafía rebuscada y casi medieval. Podría decirse que el escenario de la habitación es un puzle mal hecho o dejado a medio hacer o que alguien comenzó a hacer pero se cansó y lo dejó así, con osadía, con ganas de que alguien se perdiera en él y comprobara la ausencia y la desesperación o la simple vagancia de aquel que lo comenzó.

2 comentarios:

Cenzo dijo...

Vaya una polaroid más desolada, me gusta! Te felicito por tus descripciones, la calidad del texto y por la idea de relatar estos flashazos.

Anónimo dijo...

Hola! Los dos hemos vuelto!!! :)
Te pongo en mis coleguitas blogueros!
Un besito!!